Esta semana casi no llego con la entrada y es que disfrutamos del puente hasta el último día y justo, a última hora del martes Pichí se puso a vomitar como si no hubiese un mañana, suponemos que por el atracón de guarrerías que se pegó ese día que fuimos de excursión al zoo (a partir de ahora les tengo declarada la guerra a los gusanitos naranjas puaaajjj).
Como ya está mejorcilla, mientras duerme la siesta, me apaño para contaros algo que me resulta de mucha curiosidad cuando hablo con otras madres de cómo nos ha cambiado esto de tener hijos y es cómo se organizan para ducharse cuando hay un bebé en la casa.
En lo que todas coincidimos es en que el tiempo de la ducha se reduce hasta límites insospechados : ¿quién dijo que para lavarse el pelo se necesitasen como mínimo 5 minutos? Tú, que eres madre, habrás descubierto tu habilidad para sacarle brillo a la cabellera en 30 segundos, ¿me equivoco?. Total, que el momento relajante del día se convierte en general, en una carrera a contrarreloj que pasa a durar cinco minutos desde que se pone un pie en el baño hasta que se está fuera a medio vestir ya con el niño en brazos.
Qué estrés de vida, madre mía. Lo bueno, madres del mundo, es que los pequeños crecen y aquello que parece no tener fin cuando son bebés pasa rápido, muy rápido y, en este sentido es positivo porque antes de que os deis cuenta podréis hasta echaros suavizante una vez a la semana ( síiiiiiiii). Así que, que no cunda el pánico.
He hablado con mamás que se bañan con sus bebés, a Alma de Papi le encanta hacerlo pero yo reconozco que para mí, cuando tengo que irme a trabajar y voy con la hora pillada es más engorro que otra cosa así que prefiero apañarme solita y entretener a Pichí con cosas varias.
Aquí va, la evolución de mi ducha y del modo de entretener a Pichí.
*De 0 a 3 meses: Esperaba a que Alma de Papi estuviese en casa para ducharme. A veces puede ser un poco engorroso pero yo necesitaba ducharme tranquila, en el sentido de saber que alguien estaba pendiente de Pichí. Eran duchas ultra cortas y en cualquier hueco del día en el que veía mi oportunidad pero bueno, yo preferí hacerlo así.
*De 3 a 7 meses: Ponía a Pichí en la hamaca dentro del cuarto de baño y le daba algún juguetillo para que se entretuviese. Duchas en las que entraba en juego la cortina a medio cerrar, el ir asomándome cada dos por tres para entretener a Pichí y supervisarla…
*De 8 a 13 meses: Cuando Pichí empezó a levantar sus lindas piernecitas por encima del arnés de seguridad de la hamaca y bajarse de ella como una serpientilla monísima pero un poco kamikace, decidí ponerla en la trona. Sí, recorría el laaaargo pasillo de mi casa con el armatoste de trona que tenemos (de estas que se desmontan y se convierten en mesa y silla) y la metía en nuestro minibaño todavía no sé cómo. Bueno, sí, dejando la puerta abierta, la trona a medio meter… ¡¡Aysss qué frío he pasado en mis duchas desde que soy madre!! Además llevaba conmigo unos cuantos juguetes porque Pichí encontraba mucho entretenimiento en ir tirándolos desde lo alto.
*De 13 a 15 meses: Pichí empezó a andar sobre los 13-14 meses y claro, intentaba salirse de la trona, protestaba un montón, así que opté por dejarla en el suelo, con muuuchos juguetes e ir vigilándola cada dos por tres. Sin duda, la fase más estresante. Todavía andaba como un patito mareado, se apoyaba en el inodoro se caía… probar a ducharos teniendo que sacar la cabeza cada tres segundos: es poco productivo. E, insisto, se pasa frío.
*De 16 meses a la actualidad: (canto gregoriano de fondo aaaaaaah) Puedo decir casi casi que me ducho más tranquilamente. Le dejo a Pichí unos cuantos cuentos o ella se entretiene sacándome los botes del mueble bajo del baño, de vez en cuando ella se asoma para ver si sigo ahí para que hablemos sobre las partes del cuerpo, para beber agua del grifo… y yo cuando quiero saber cómo está no me tengo que asomar todo el rato sino que le pregunto: Pichí, ¿cómo estás? Y ella me dice en su dulce vocecilla: bieeeen… y yo a veces, hasta me animo a darme suavizante.
¿Ha cambiado mucho vuestro momento ducha desde que sois padres? ¿Cuáles han sido vuestras estrategias para ducharos con vuestros hijos?