MI PLAN DE POSTPARTO

Mucho se habla del plan de parto, de cómo nos gustaría que fuese todo a la hora de traer a nuestros hijos al mundo, pero, hace un tiempo, leí en el blog de una compañera la idea del plan de postparto… ¿cómo me imagino los primeros días en el hospital y en casa con “La Nueva”? ¿Cómo me gustaría que viviésemos esas primeras horas? Pues bien, aquí os dejo cómo sería mis postparto ideal ( a ver lo que se cumple al final jeje).

  • LAS PRIMERAS HORAS, TRANQUILITOS. Cuando di a luz a Pichí tuve suerte porque me dejaron en el paritorio 10 horas antes de subirme a planta y las visitas estaban prohibidas. La verdad, no me imagino apalancada en la cama con los efectos de la epidural, sudada y llena de sangre y meconio recibiendo visitas así que, para nosotros fue una ventaja. Las primeras horas con “La Nueva” me las imagino del mismo estilo (es más, a parte de a la gente muy muy cercana procuraremos no dar mucha información para no tener avalanchas indeseadas). No sé cómo gestionaremos el tema de Pichí porque estar más de 24 horas sin verla creo que se me hará difícil pero entiendo que las primeras horas le pertenecen a “La Nueva” y espero poder disfrutarlas a tope.
  • EL MOMENTO DE QUE PICHÍ Y LA NUEVA SE CONOZCAN. Ays, éste es un momento que he visualizado muchísimo, yo creo que incluso antes de estar embarazada, fijaos lo que os digo. Como Pichí se quedará con los abuelos tenemos que prepararles porque nuestra idea es que Alma de Papi vaya a por ella y entren ellos dos solitos en la habitación y darles un tiempo a las hermanas antes de que los abuelos me las empiecen a aturullar a las dos. Tengo muchas ganas de disfrutar de esa imagen, de ver cómo Pichí busca a La Nueva (que mi idea es que esté en la cunita) y se miren y se descubran y nosotros nos deshagamos de amor en ese momento. Sin duda para mí, éste es el punto más importante y ojalá podamos vivirlo así, con calma, con amor, y sin más gente a nuestro alrededor.
  • VISITAS EN EL HOSPITAL. Cuando nació Pichí, como ya os conté tuvimos ciertos problemillas con las visitas que, esta vez, me encantaría evitar. La idea es la misma, que sólo venga familia y algún amigo cercano que nos apetezca, el resto en casa, que una no está para fiestas. Me gustaría poder ser más asertiva y decir claramente cuándo pueden venir y cúando no porque a mí esas visitas a las 9 y media de la mañana me matan. Ni qué decir tiene que mientras estén allí me encantaría que ni cogiesen ni despierten a La Nueva (o que al menos pregunten si pueden hacerlo). Otro de mis deseos es no tener que sacarme la teta delante de cierta gente que no tiene por qué verme (ya sabéis lo vergonzosilla que soy). Veremos cómo nos organizamos pero creo que aleccionaré a Alma de Papi (que es menos asertivo que yo, si cabe) para que les eche sutilmente cuando me toque sacarme la teta.
  • YA EN CASA. En casa me encantaría poder disfrutar de la adaptación con tranquilidad, dedicándole el tiempo necesario a la lactancia y a la vez estando pendiente de las necesidades de Pichí. Para ello, nos encantaría que se nos echase una mano con la organización de la casa, con las comidas etc. Cuando vengan las visitas nos encantará que sean relativamente cortas, por supuesto avisando con antelación, que mimen a Pichí y, seguramente, aprovecharemos para salir a la calle y que no pisen casa para no tener que estar pendiente de tenerla impoluta.

Bien, pues este es mi postparto soñado, ¿cómo os gustaría que fuese el vuestro? ¿Discrepó mucho vuestro postparto imaginado con el real? ¿Creéis que exijo mucho?

VISITA A URGENCIAS SEMANA 32: CONTRACCIONES POR INFECCIÓN DE ORINA

Nos quedamos en que me dieron el alta en el hospital tras la amenaza de parto prematuro un domingo. Al martes siguiente (9 días después, en la semana 32+5) tenía cita con el ginecólogo en alto riesgo para que me mirase el cuello del útero de nuevo.

Allá que nos fuimos Pichí, Alma de Suegri y yo en el autobús hacia el hospital. Me miraron, vieron que no se había vuelto a acortar,  que “La nueva” seguía en podálica y que ya pesaba alrededor de 2,100 kg. Volvimos a casa, estuve un rato vigilando a Pichí en el parque sentada en un banco todo lo que pude y llegó la hora de la siesta y ¡tacháaaan! Contracciones. Me dijeron que si me volvía a pasar me fijase en cuanto tiempo pasaba entre una y otra y me asusté mogollón cuando vi que eran cada 3 minutos clavados. Me tumbé en el sofá durante casi una hora pero no remitían nada así que opté por ir a darme una ducha. Ahí perdí la cuenta porque al estar de pie me resultaba más difícil distinguirlas. Estuve como 10 minutos dándome agua templada en la barriguilla y en la zona de los riñones y cuando salí volví a tumbarme en el sofá. Serían como las 17:20 o así y poco a poco noté cómo iban disminuyendo hasta que media hora después ya no tenía. ¡Hurra!

Peeeero como una horita después… ¡volvieron! Otra vez regulares cada 3 minutos y yo visualizando cómo se acortaba el cuello del útero y me entraban los 7 males. Así que cuando llegó Alma de Papi oootra vez nos fuimos a urgencias ya pensando en el ingreso, el atosiban puesto por la via durante tres días, mandar a Pichí con los abuelos… vamos, tanto fue así que hasta pillé a Alma de Papi organizando deprisa y corriendo su neceser y preparando su pijama. Ahí le solté unos improperios y me eché a llorar, todo a la vez.

En urgencias tardaron en atendernos y cuando entré me dijeron que hiciese pis en un bote y me midieron el cuello del útero. Cuando me dijeron que no había disminuido respiré como nunca. Me mandaron a monitores y luego me comentaron que parecía que tenía una infección de orina asintomática (porque yo, la verdad no he notado nada de nada ni picor, ni dolor, ni más frecuencia de ir al baño, nada) que podía dar contracciones. Me recetaron un antibiótico general (quiero decir que de los que actúa para varios “bichos” a la vez porque no sabían cuál tenía en concreto) para tomar en dos días y en 10 días tendría el resulta de un cultivo para ver qué bicho tenía exactamente y si el antibiótico era capaz de actuar sobre él. Cachondos. ¿No sería mejor hacerte el cultivo luego para ver si tu cuerpo lo ha eliminado? En fin…

El caso es que este sábado, sin hacer grandes esfuerzos volví a tener contracciones cada 3 ó 4 minutos sin haber hecho nada en especial. Me di una ducha y se me pasaron bastante rápido pero ya dudo de todo. Se supone que la infección ya no debería tenerla así que lo achaco a algún esfuerzo de más como andar, limpiar la casa o cosas así.

Pufff, y aquí seguimos, contando los días. Hoy cumplimos las 34 semanas, parece que ya apareció el síndrome del nido pero me frustro porque al centro comercial sólo puedo ir a ratitos (por no hablar de tirarme al suelo a organizar cajas, poner lavadores etc). Y además tengo sentimientos encontrados porque me da la sensación de que si lo tengo todo preparado le estoy dando permiso a “La Nueva” para nacer ya y todavía tiene que aguantar 3 semanas más. ¡Menuda recta final!

¿Qué tal fue vuestro tercer trimestre de embarazo? ¿Os preocupasteis por las contracciones?

AMENAZA DE PARTO PREMATURO (2): HOSPITALIZACIÓN E INTERVENCIÓN

Nos quedamos en que me iban a ingresar mínimo 72 horas para parar las contracciones que habían empezado el trabajo de parto.

Me metieron en un paritorio (por suerte acompañada de Alma de Papi y de Pichí) y allí me indicaron que me pusiese el pijama del hospital. Entre lágrimas intenté dejarlo para más tarde, como negando que me fuese a quedar allí ingresada o que “la nueva”, si todo se torcía, iba a nacer ya y ser una prematura de 1.600 kg (el ginecólogo hizo la estimación del peso para tener el dato por si se decidía a nacer).

El protocolo es el siguiente:

*Dos inyecciones de corticoides en el culete de la mami (una en el momento y otra tras 24 horas) para ayudar a la maduración de los pulmones del bebé.

*Una dosis alta (de choque) de atosiban (en mi caso) durante las primeras 3 horas y luego otra más bajita en perfusión durante otras 48 (vamos, pegada al gotero todo el día) para relajar el útero e intentar parar las contracciones. Además, la estancia en el hospital se alargaba 24 horas más en observación sin medicación.

*Además estuve con monitores las 3 primeras horas con la primera “ración” de atosiban” y al día siguiente me hicieron otras dos tandas.

*Al día siguiente también me hicieron el exudado vagino-rectal por si la bebé se decidía a nacer saber si la presencia del estreptococo era positiva o no.

Y así estuvimos. Si me ingresaron el miércoles a las 9 de la noche, sentía algunas contracciones hasta el jueves, de hecho, en los monitores de la mañana se veían. Además llegó un momento en el que tenía la tripa dolorida de las contracciones y de los monitores y ya no sabía distinguir si sentía contracciones suaves o simplemente era molestia.

El viernes ya no sentí ninguna contracción y sólo me hicieron unos monitores durante el día. Pregunté si me medirían el cuello del útero y me dijeron que ya lo irían sopesando porque con estas cosas cuanto menos toqueteasen mejor, incluidos los monitores. Y oye, yo no pude estar más de acuerdo. Ese mismo día por la noche me quitaron el atosiban y al día siguiente me llevaron de nuevo a monitores para ver si había contracciones. Ya era sábado. Previamente me di un par de paseos por el pasillo por si eso podía provocarme contracciones después de apenas moverme durante más de dos días.

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31 semanas, hospital, pijama y vía

No sentí ninguna contracción y el domingo al mediodía me dieron de alta tras hacerme monitores de nuevo y medir el cuello del útero para comprobar que no había disminuido más. Seguía entre 25 y 30 mm (por lo visto si se pilla la contracción aparece más corto y aunque no se recupera no había disminuido). Así que para casa con indicaciones de reposo relativo tanto físico como sexual y derivada a alto riesgo con una consulta para pasados 9 días del alta.

Hemos tenido que recurrir a Alma de Suegri para que me eche una mano con la casa y lleve al parque a Pichí. Poquito a poco se me ha ido pasando el cansancio exagerado ante cualquier movimiento después de pasar dos días de la cama al sillón y del sillón a la cama. Y, probablemente, hemos terminado con la lactancia porque, a pesar de que me han dicho que podía seguir dándole el pecho lo cierto es que me entró mucho miedo de que me provocase contracciones así que hemos cambiado la teta de la siesta por mimitos y Pichí lo ha aceptado fenomenal.

Este martes vuelvo a consulta a ver qué tal pero, de momento no he vuelto a sentir contracciones rítmicas, solo unas 4 o 5 al día de Braxton-Hicks. Eso sí, el miedo a que algún esfuerzo de pronto vuelva a desencadenar contracciones no me lo quita nadie.

¿Alguna en la sala que haya vivido este tipo de amenaza de parto prematuro?

AMENAZA DE PARTO DE PREMATURO EN LA SEMANA 31 DE EMBARAZO (1): VISITA A URGENCIAS

Bueno, casi dos semanas después vuelvo por aquí para actualizaros y contaros lo que resumo en el título y para dejar, como siempre, escrita mi experiencia para aquellas a quienes os pueda ayudar.

Como todas sabéis, iba yo llevando este segundo preñamiento de maravilla (a parte de la incertidumbre del sexo del bebé, del susto de la posición podálica en la semana 30 y de unas contraccioncillas que sentí en la semana 29 pero que no llegaron a más, que le comenté a la matrona y que también pusieron una nube turbia en mi cabeza cuando fui hace dos semanas.

En fin, que “la nueva” al final, me trae frita porque, pese a que no me duele nada, me he tirado casi 5 días ingresada en el hospital.

Os cuento. El miércoles pasado pasé una mañana normal, llevé al parque a Pichí y estuve como una rosa, como siempre (después de comer hasta me puse a planchar y todo, ¿no os digo que estoy estaba fenomenal?

Mientras Pichí dormía la siesta y yo aprovechaba para tirarme en el sofá empecé a notar, poco a poco, oleadillas de molestia y presión cada 3 ó 4 minutos en los riñones y hacia delante, por toda la zona del cinturón como yo la llamo.

Como os decía, lo mismo me había pasado en la semana 29, sobre las 12 de la mañana y hasta las 4 de la tarde o así, a pesar de estar sentada y más o menos tranquila, no se me pasaron solas. Cuando fui a la matrona se lo comenté y me dijo que si me volvía a pasar que las contracciones cogiesen ritmo me fuese a urgencias “por si acaso”.

Claro, con esas palabras retumbando en mi cabeza del viernes y justo darme las contracciones el miércoles, cuando volvió Alma de Papi de trabajar para urgencias que nos fuimos.

Allí el ginecólogo me midió el cuello del útero, vio que la bebé estaba bien, me hizo hacer pis en un vasito para ver si había alguna infección y me mandó a monitores. Allí me tuvieron unos 45 minutos en los que sí se registraban contracciones y cuando volví a la consulta el ginecólogo me explico varias cosas:

*Podemos tener contracciones dolorosas aisladas pero el momento de ir a urgencias es si cogen ritmo, como me pasó a mí y no se pasan con reposo o con una ducha caliente.

*Que la mayoría de las veces no se sabe porqué empiezan estas contracciones. Que a veces puede ser por una infección de orina (que yo no tenía) o por alguna infección subyacente, pero, en la mayoría de los casos, no tienen ni idea.

*Que volviese de nuevo a urgencias si las contracciones cogían ritmo, si sangraba como una regla, si rompía la bolsa o si notaba que el bebé no se movía.

Pues nada. Antes de irme, por protocolo me volvió a medir el cuello del útero y pude ver en su cara que algo no iba bien. Se había acortado de 32mm a 25mm en 2 horas.

-Bueno, AlmadeMami, olvídate de todo lo que te he dicho porque voy a consultarlo con el equipo pero probablemente te vas a quedar ingresada como mínimo 72 horas.

Mañana os contaré cómo siguió el ingreso para que no se haga muy largo…

MI NIÑA NO HIZO PIS

Escribiendo sobre el parto me ha venido a la cabeza la pequeña angustia que pasamos los dos días que estuvimos en el hospital.

La verdad es que yo, de las primeras horas, tengo sobre todo el recuerdo de muchas sensaciones y de alguna que otra imagen, pero no lo recuerdo todo al dedillo, supongo que por los efectos de la anestesia o qué sé yo. El caso es que una enfermera le enseñó a cambiar el primer pañal de Pichí a AlmadePapi y ellos se apañaron porque yo no me podía levantar de la cama. Y así unos cuantos.

Al tercer pañal o así nos preguntaron que si la niña había hecho pis. Nosotros nos miramos sin tener ni idea. Y nos dijeron que para saberlo teníamos que abrir el pañal por la parte de fuera y ver si estaba mojado (para distinguirlo del meconio). Que era importante saberlo. Total, que lo fuimos haciendo en todos los pañales y ninguno estaba mojado.

Las enfermeras nos decían que seguramente se nos habría pasado, que la niña estaba perfectamente pero que había que observarla y no se podría ir del hospital si no hacía pis.

La mañana que nos íbamos a ir a casa el pediatra nos dijo que como no había hecho pis que a lo mejor la tenían que sondar. Madre mía. Recién parida, primeriza, con las hormonas a tope y me dicen que le van a poner una canulita a mi niña… me daba una pena. Menos mal que al buen hombre se le encendió la bombillita y dijo que iba a probar una cosa primero. Le puso un empapador debajo y, simplemente, le apretó un poquito la tripilla, a la altura de la vejiga. Y oye, mano de santo. Un señor pis que se echó. Así que problema solucionado y a casa, ¡yupi!

Yo no tenía ni idea de que había que mirar si hacían pis ni de que era tan importante… ¿vosotras lo sabiáis?