VISITA A URGENCIAS SEMANA 32: CONTRACCIONES POR INFECCIÓN DE ORINA

Nos quedamos en que me dieron el alta en el hospital tras la amenaza de parto prematuro un domingo. Al martes siguiente (9 días después, en la semana 32+5) tenía cita con el ginecólogo en alto riesgo para que me mirase el cuello del útero de nuevo.

Allá que nos fuimos Pichí, Alma de Suegri y yo en el autobús hacia el hospital. Me miraron, vieron que no se había vuelto a acortar,  que “La nueva” seguía en podálica y que ya pesaba alrededor de 2,100 kg. Volvimos a casa, estuve un rato vigilando a Pichí en el parque sentada en un banco todo lo que pude y llegó la hora de la siesta y ¡tacháaaan! Contracciones. Me dijeron que si me volvía a pasar me fijase en cuanto tiempo pasaba entre una y otra y me asusté mogollón cuando vi que eran cada 3 minutos clavados. Me tumbé en el sofá durante casi una hora pero no remitían nada así que opté por ir a darme una ducha. Ahí perdí la cuenta porque al estar de pie me resultaba más difícil distinguirlas. Estuve como 10 minutos dándome agua templada en la barriguilla y en la zona de los riñones y cuando salí volví a tumbarme en el sofá. Serían como las 17:20 o así y poco a poco noté cómo iban disminuyendo hasta que media hora después ya no tenía. ¡Hurra!

Peeeero como una horita después… ¡volvieron! Otra vez regulares cada 3 minutos y yo visualizando cómo se acortaba el cuello del útero y me entraban los 7 males. Así que cuando llegó Alma de Papi oootra vez nos fuimos a urgencias ya pensando en el ingreso, el atosiban puesto por la via durante tres días, mandar a Pichí con los abuelos… vamos, tanto fue así que hasta pillé a Alma de Papi organizando deprisa y corriendo su neceser y preparando su pijama. Ahí le solté unos improperios y me eché a llorar, todo a la vez.

En urgencias tardaron en atendernos y cuando entré me dijeron que hiciese pis en un bote y me midieron el cuello del útero. Cuando me dijeron que no había disminuido respiré como nunca. Me mandaron a monitores y luego me comentaron que parecía que tenía una infección de orina asintomática (porque yo, la verdad no he notado nada de nada ni picor, ni dolor, ni más frecuencia de ir al baño, nada) que podía dar contracciones. Me recetaron un antibiótico general (quiero decir que de los que actúa para varios “bichos” a la vez porque no sabían cuál tenía en concreto) para tomar en dos días y en 10 días tendría el resulta de un cultivo para ver qué bicho tenía exactamente y si el antibiótico era capaz de actuar sobre él. Cachondos. ¿No sería mejor hacerte el cultivo luego para ver si tu cuerpo lo ha eliminado? En fin…

El caso es que este sábado, sin hacer grandes esfuerzos volví a tener contracciones cada 3 ó 4 minutos sin haber hecho nada en especial. Me di una ducha y se me pasaron bastante rápido pero ya dudo de todo. Se supone que la infección ya no debería tenerla así que lo achaco a algún esfuerzo de más como andar, limpiar la casa o cosas así.

Pufff, y aquí seguimos, contando los días. Hoy cumplimos las 34 semanas, parece que ya apareció el síndrome del nido pero me frustro porque al centro comercial sólo puedo ir a ratitos (por no hablar de tirarme al suelo a organizar cajas, poner lavadores etc). Y además tengo sentimientos encontrados porque me da la sensación de que si lo tengo todo preparado le estoy dando permiso a “La Nueva” para nacer ya y todavía tiene que aguantar 3 semanas más. ¡Menuda recta final!

¿Qué tal fue vuestro tercer trimestre de embarazo? ¿Os preocupasteis por las contracciones?

AMENAZA DE PARTO PREMATURO (2): HOSPITALIZACIÓN E INTERVENCIÓN

Nos quedamos en que me iban a ingresar mínimo 72 horas para parar las contracciones que habían empezado el trabajo de parto.

Me metieron en un paritorio (por suerte acompañada de Alma de Papi y de Pichí) y allí me indicaron que me pusiese el pijama del hospital. Entre lágrimas intenté dejarlo para más tarde, como negando que me fuese a quedar allí ingresada o que “la nueva”, si todo se torcía, iba a nacer ya y ser una prematura de 1.600 kg (el ginecólogo hizo la estimación del peso para tener el dato por si se decidía a nacer).

El protocolo es el siguiente:

*Dos inyecciones de corticoides en el culete de la mami (una en el momento y otra tras 24 horas) para ayudar a la maduración de los pulmones del bebé.

*Una dosis alta (de choque) de atosiban (en mi caso) durante las primeras 3 horas y luego otra más bajita en perfusión durante otras 48 (vamos, pegada al gotero todo el día) para relajar el útero e intentar parar las contracciones. Además, la estancia en el hospital se alargaba 24 horas más en observación sin medicación.

*Además estuve con monitores las 3 primeras horas con la primera “ración” de atosiban” y al día siguiente me hicieron otras dos tandas.

*Al día siguiente también me hicieron el exudado vagino-rectal por si la bebé se decidía a nacer saber si la presencia del estreptococo era positiva o no.

Y así estuvimos. Si me ingresaron el miércoles a las 9 de la noche, sentía algunas contracciones hasta el jueves, de hecho, en los monitores de la mañana se veían. Además llegó un momento en el que tenía la tripa dolorida de las contracciones y de los monitores y ya no sabía distinguir si sentía contracciones suaves o simplemente era molestia.

El viernes ya no sentí ninguna contracción y sólo me hicieron unos monitores durante el día. Pregunté si me medirían el cuello del útero y me dijeron que ya lo irían sopesando porque con estas cosas cuanto menos toqueteasen mejor, incluidos los monitores. Y oye, yo no pude estar más de acuerdo. Ese mismo día por la noche me quitaron el atosiban y al día siguiente me llevaron de nuevo a monitores para ver si había contracciones. Ya era sábado. Previamente me di un par de paseos por el pasillo por si eso podía provocarme contracciones después de apenas moverme durante más de dos días.

hospital.jpg
31 semanas, hospital, pijama y vía

No sentí ninguna contracción y el domingo al mediodía me dieron de alta tras hacerme monitores de nuevo y medir el cuello del útero para comprobar que no había disminuido más. Seguía entre 25 y 30 mm (por lo visto si se pilla la contracción aparece más corto y aunque no se recupera no había disminuido). Así que para casa con indicaciones de reposo relativo tanto físico como sexual y derivada a alto riesgo con una consulta para pasados 9 días del alta.

Hemos tenido que recurrir a Alma de Suegri para que me eche una mano con la casa y lleve al parque a Pichí. Poquito a poco se me ha ido pasando el cansancio exagerado ante cualquier movimiento después de pasar dos días de la cama al sillón y del sillón a la cama. Y, probablemente, hemos terminado con la lactancia porque, a pesar de que me han dicho que podía seguir dándole el pecho lo cierto es que me entró mucho miedo de que me provocase contracciones así que hemos cambiado la teta de la siesta por mimitos y Pichí lo ha aceptado fenomenal.

Este martes vuelvo a consulta a ver qué tal pero, de momento no he vuelto a sentir contracciones rítmicas, solo unas 4 o 5 al día de Braxton-Hicks. Eso sí, el miedo a que algún esfuerzo de pronto vuelva a desencadenar contracciones no me lo quita nadie.

¿Alguna en la sala que haya vivido este tipo de amenaza de parto prematuro?

FORAMEN OVAL CERRADO: ALTA EN CARDIOPEDIATRÍA

¡Por fin! Después de la aventura que ha supuesto para nosotros durante casi 3 años ya (desde la ecografía de la semana 12 donde le vieron el ARSA a Pichí) hemos conseguido dar carpetazo a las revisiones anuales del cardiopediatra.

Y es que, como os conté, el año pasado, cuando Pichí tenía 13 meses fuimos a la revisión del ARSA, comentamos que no nos estaba dando ningún problema ni de fatigas o atragantamientos al comer pero en el ecocardiograma ellos observaron que había una ligera apertura entre ventrículos, o sea, que el foramen oval estaba algo abierto cosa que es normal en los nenes hasta los dos años.

Con la recomendación de que la niña no hiciese buceo en apnea y bastante tranquilos nos fuimos a casa a esperar otros 13 meses para la siguiente cita y ver, por curiosidad si el foramen se había cerrado o no. ¡Y efectivamente!

La verdad que la edad de los niños se va notando mucho en estas cosas ya que, a los 13 meses fue imposible razonar con ella que no la iban a hacer daño y que tenía que estar tranquila. Nos fue imposible distraerla con nada. Este año, pese al miedo que Pichí sigue mostrando en cuanto la sientan en la camilla conseguimos que se distrajera al decirle que su corazón iba a salir por la tele. Se enrabietó algo pero luego conseguimos que se distrajese viendo los vídeos de la cabalgata de Reyes en el móvil y contándole cosas a la médico. Además, como os aconsejé con el miedo al termómetro de los niños, también ensayamos la situación en casa, hablamos de que la médico le tocaría el pecho y jugamos con el kit de médicos que pedimos para Reyes simulando la situación para que Pichí se familiarizase con ella. Todo eso y luego un premio sorpresa que fueron unas pegatinas y otro no sorpresa que fueron unas patatas fritas hicieron que estuviese bastante tranquila mientras le hacían el ecocardiograma ¡bien por mi niña!

Una vez que acabamos la doctora nos dijo que estaba fenomenal, que tenía un corazón normal con ARSA, vida normal y alta ¡olé! Así que todos contentos a celebrarlo con unas patatillas fritas.

¡Ah! “El nuevo” (como cariñosamente llamamos al bichillo de 15 semanillas que llevo en la barriga) no tiene ARSA porque no es hereditario así que, de momento un problema menos.

¿Qué tal vuestros peques en el médico? ¿Notáis que con la edad lo llevan mejor?

REGLA Y EMBARAZO DESPUÉS DE UN ABORTO. VISITA A URGENCIAS.

Como os anuncié la semana pasada…¡estamos esperando un bebé! Hoy os voy a contar cómo fue el proceso desde que tuve el aborto bioquímico el 14 de septiembre de 2016 y cómo me quedé embarazada con la siguiente regla el 14 de octubre… ¡a la primera!

Después del aborto toda mi preocupación era cuándo vendría la regla. Tuve la suerte de que no tuvieron que hacerme legrado ni nada así que el médico nos dijo que sólo teníamos que esperar a la siguiente regla para volver a intentarlo. Sinceramente, después del palo que supone un aborto mi mente se llenó de pensamientos negativos, de miedos, de vete a saber tú si se ha quedado todo bien ahí dentro… Por suerte, a los 30 días apareció, normalita, como todas y luego vino el ansia del “momento ovulación”. Yo reconozco que lo he hecho siempre a ojímetro, con Pichí ni si quiera me fijaba en flujos ni en nada y después de tenerla ya había empezado a observar mi cuerpo pero en plan “por encima” nada de gráficas, ni temperaturas, ni aplicaciones. Cual fue mi sorpresa que el día 9 después de la regla (se supone que yo ovulaba alrededor del 15 ó 16) me dio la sensación de que estaba ovulando por eso del flujo clara de huevo. Qué estrés. Pensé que se nos había pasado la oportunidad y, juro que estaba segura de que ese mes no habíamos acertado. De hecho a día de hoy sigo asombrada de haberlo hecho porque sólo probamos suerte 3 veces ese mes por eso de que yo pensaba que se nos había escapado el ovulillo. Pero no.

Cuando llevaba dos días de retraso empecé a plantearme haber podido acertar aunque con miles de pensamientos negativos en la cabeza. Los médicos te dicen que es cuestión de mala suerte y lo sabes, pero ¿acaso no hay gente que tiene mucha mala suerte? ¿Y si me volvía a pasar? Además me quedó un poco de trauma con el tema test de embarazo y me daba pavor hacerme uno. Al tercer día por la tarde ya lo compramos para hacerlo a la mañana siguiente porque quería asegurarme de que salía una raya fuerte y no arriesgarme a que saliese flojita por usar la orina de media tarde. Así que aguantamos.

Por la noche comencé con unos pinchazos en el lado derecho que nunca había sentido. Iban y venían, eran dolores musculares pero mi cabeza empezó a maquinar : “embarazo ectópico, ya está, como justo lo hicimos casi al final de la ovulación se ha quedado ahí enquistado”. Así estaba mi cabeza, para que os hagáis una idea. Me acosté y parecía que se me pasaba hasta que a las 3 de la mañana me desperté del dolor y nos fuimos a urgencias, sin paños calientes.

Nos llevamos a Pichí que se desveló, se quedó fuera con Alma de Papi y yo a pasar de nuevo sola por el trago de urgencias. Esta vez como no tenía test que me confirmase el embarazo me mandaron a urgencias generales. Me exploró una médico que me apretó la barriga y yo no sabía decirle dónde me dolía porque era un dolor que nacía de dentro. Me miraba como si o no tuviese nada mejor que hacer que ir a fastidiarla a las 4 de la mañana.

-Y dices que puedes estar embarazada.

-Sí, probablemente, porque tengo 4 días de retraso.

-¿De cuánto son tus ciclos?

-De 29 días.

-¿Última regla?

-El 14 de octubre.

-Entonces no son 4 días son 2.

Un amor de mujer, vamos. Que tengo 30 años no 15, sabré yo si puedo estar embarazada o no, en fin.

Me hicieron unos análisis y me chutaron paracetamol. Menos mal que me tocó una enfermera que fue mi ángel de la guarda. Me vio llorar porque me dijeron que tenía que esperar una hora ahí sola y a oscuras, le dije que estaba mi hija fuera y me dijo que me fuese con ella y con AlmadePapi y que me llamaban por megafonía. Estuvo pendiente de mí todo el rato, madre mía, cómo se agradecen esos detallazos en esos momentos.

Cuando tuvieron los resultados la médico me confirmó el embarazo. No bailé una jota aragonesa allí mismo porque estaba preocupada por si algo iba mal pero con ganas me quedé, la verdad. Me derivaron a urgencias obstétricas y tuve que subir a la sala maldita. Pero esta vez vinieron Pichí y AlmadePapi conmigo porque él se negaba a dejarme sola. Ays, cómo le quiero.

Y ya, una vez dentro, pude respirar. Descartaron el embarazo ectópico y me comentaron que si lo hubiese sido no se me hubiera pasado el dolor sólo con el paracetamol. Me enseñaron el saquito aunque aún no había embrión porque era muy prontito pero todos sonreían y nos felicitaban. Yo me asombraba un poco de que todos diesen por hecho que todo iba a ir bien, era una saco de miedos todavía y aunque van pasando las semanas reconozco que voy más con pies de plomo que en el embarazo de Pichí.

¿Y vosotras, habéis pasado por algo similar? ¿Os resultó fácil quedaros embarazadas después de un aborto?

CÓMO QUITAR EL MIEDO AL TERMÓMETRO

Ahora que empieza el frío, el cambio al calor de la calefacción, los virus de los coles… nuestros peques se ponen malitos y nos encontramos, tras todo un verano sin incidentes que están pachuchos y que ponerles el termómetro se convierte en una odisea.

No sé si os ha pasado a vosotros con vuestros retoños, el caso es que el otro día un papá dejó un comentario desahogándose acerca de la reacción que le dio a su peque la vacuna del año (curiosamente es uno de mis entradas más leídas, Pichí no debió de ser la única a la que le cayó mal la vacuna) y me hizo recordar lo mal que lo pasaba Pichí con el tema termómetro.

El termómetro es un “objeto extraño” que los niños no ven nunca hasta que se ponen malitos, tienen mal cuerpo y están más mimosos de lo normal. Está frío, se lo metemos debajo de un brazo y encima les obligamos a permanecer quietos y con el brazo pegado, lo que faltaba. Los padres nos ponemos nerviosos y terminamos gritando o amenazando así que lo normal es que lo asocien con algo negativo y de ahí el cirio que nos montan las criaturas.

A día de hoy Pichí lo lleva bastante mejor. Ya no monta la rabieta tremenda de ponerse colorada y llorar casi hasta quedarse ronca con solo ver el termómetro, así que os cuento cómo lo hemos hecho y lo que nos ha servido.

* La primera vez que se puso mala y nos pilló de sorpresa debía tener 7 u 8 meses y lo que mejor nos sirvió fue distraerla. Entre su juguete preferido, los vídeos del móvil y sobre todo la teta conseguimos que, por lo menos, nos permitiese dejar el termómetro puesto un tiempo.

*Contar hasta diez. Los niños tienen una concepción del tiempo distinta a la nuestra, no entienden el concepto “30 segundos” o “un minuto” que es lo que dura el termómetro. Nosotros, con Pichí desde pequeñita siempre hemos contado hasta 10 por ejemplo para lavarse los dientes, para peinar… así sabemos que es una cantidad de tiempo que ella controla y muchas veces ya sólo con oír el tono del “uuunoooooo” ya se relaja y sabe que hay que llegar hasta el 10.

*Antes de ponérselo a ella le preguntamos si quiere ponérnoslo ella a nosotros. Hacemos toda la parafernalia de contar hasta diez tal y como se lo vamos a hacer a ella y le verbalizamos lo tranquilitos que estamos. Nosotros somos el referente para nuestros hijos y tenemos que darles el ejemplo. Si aún la vemos insegura se lo ponemos también a alguna muñeca.

*Algo que la mayoría no hace y que es vital para quitar el miedo a situaciones que no se dan a diario sino que tardan más tiempo en pasar es trabajarlas aunque no sean necesarias. Me explico: si nuestro niño tiene miedo al termómetro, aunque esté sano podemos jugar a ponérselo. Así no tenemos la preocupación y el estrés añadido de saber cuánta fiebre tiene el niño sino que podemos ponérselo con más calma, quitárselo un poco, volverlo a intentar…

*Incluirlo en la rutina de jugar. Para los niños todo es un juego y el hecho de repetir una conducta la convierte en predecible y saben lo que les puede pasar. Si jugamos todos los días a ponerles el termómetro a las muñecas el niño irá interiorizando la secuencia, lo que pasa primero y lo que pasa después, que no duele etc. Y lo podemos usar también de recordatorio cuando tengamos que afrontar la situación real, o sea, cuando nuestro peque esté malito.

*Ante todo paciencia. Comprender que es una situación en la que les bloqueamos y que no es cómoda para ellos es básico para no perder la tranquilidad y les podamos hablar siempre con voz suave.

Y por si nada de esto os funciona dicen que venden unos termómetros que se ponen en la frente en vez de la axila y en teoría son bastante rápidos. No puedo opinar porque nunca probé ninguno pero que sepáis que la opción está ahí.

Por desgracia, ponerles el termómetro es algo que hay que hacer y lo mejor es que aprendan cuanto antes que no pasa nada y que se relajen cuando toque hacerlo. De pequeña llego un punto en que yo creía que el termómetro curaba y en cuanto me sentía un poco mal pedía que me lo pusiesen para ponerme buena jeje.

Espero que os haya servido y contadme si ponéis en práctica algo de lo que os he contado. ¿Qué tal llevan vuestros peques que les pongáis el termómetro?

EMBARAZO / ABORTO BIOQUÍMICO: LA RAYITA TENUE DEL TEST DE EMBARAZO

Como sabéis, desde hace un tiempito tenemos ganas de aumentar la familia y en agosto nos pusimos a ello. La verdad es que, no sé por qué, me daba la sensación de que nos íbamos a quedar a la primera. Y así fue, fíjate tú, pero no acabó bien.

El lunes 5 de septiembre  tendría que haberme venido la regla así que esperé al miércoles 7 para hacerme un test de embarazo. Lo hice por la tarde porque con Pichí llevaba un par de días más de falta y salieron las dos rayitas super rápido así que imaginé que algo así pasaría. Puff, nada más lejos. Salió una rayita pero salió muy tenue así que decidimos esperar al sábado por la mañana y ya con la orina de por la mañana para dejar pasar los días y que subiese la hormona HCG y que además estuviese más reconcentradilla. Y el resultado fue igual. Muy tenue. Yo he sido muy poquito intuitiva con estas cosas, la verdad (estaba convencida de que Pichí sería un niño) pero ya me empecé a preocupar porque no me parecía normal. Así que pedimos cita para el médico, privado por supuesto, porque si hubiese tenido que esperar a la Seguridad Social nos hubiesen dado las uvas, seguramente literalmente.

EMBARAZO BIOQUIMICO.jpg
Test embarazo aborto bioquímico

El lunes 12 me hicieron una ecografía vaginal y la ginecóloga me digo que embarazada estaba, que el endometrio estaba gordito, que tenía buena pinta pero que era como si me hubiese quedado prácticamente antes de ayer. Que digo yo, si te estoy diciendo que según mi última regla debería estar de 5 semanas y ves un endometrio que parece de una semana de embarazo plantéate que la cosa no va, ¿no? Me mando análisis de sangre y para casa.

Y el martes por la noche empecé a manchar. Muy poquito. Y el miércoles a las 7 de la mañana ya era sangre roja. Y qué mal. Fuimos a urgencias y estuve una hora y cuarto esperando sola porque se supone que no podían pasar hombres (ya hablaré de esta sala porque una hora y cuarto me dio para pensar mucho). Alma de Papi en el coche con Pichí. Y ya cuando pasé a la sala y me tuve que desvestir para la ecografía vi que aquello ya sí era como una regla. Y a llorar. La ginecóloga que me atendió fue bastante dulce, me habló clarito y con suavidad, pronunció la palabra “aborto” super bajito y todo lo hizo con una mano sobre mi rodilla. Le doy las gracias porque ya es suficiente con que pasen estas cosas como para encima dar con profesionales complicados.

Así que nada… en el aborto bioquímico se produce fecundación pero apenas llega ni a implantarse ni hay saco gestacional ni nada de nada. De hecho muchas mujeres (o eso dice internet) piensan que es un retraso en la regla sin más. Yo he tenido 6 días de sangrado como una regla normal, con el mismo dolor así que físicamente bien. Se supone que en 28 días debería tener la regla otra vez y se puede ya volver a intentarlo. Como no hace falta hacer legrado ni nada no hace falta esperar para ponerse a buscar.

Las dos médicos me dijeron que un aborto en la vida de una mujer es lo más normal, cosa que yo ya sabía. Que ha sido mala suerte, que soy joven y que no tiene por qué volver a pasar. Pero vete tú a saber, eso no me lo puede asegurar nadie y un aborto vale, pero para dos ya mi mente no está preparada.

Mis sentimientos, ahí sí que hay miga que sacar. Ha sido agotador. La incertidumbre de si irá bien o no, el agobio de pensar que algo va mal, el ilusionarte otra vez cuando el médico dice que tiene buena pinta y el creer morir cuando ves que sangras, la impotencia de no poder hacer nada y la desesperación de estar hora y media sola en una sala de espera sabiendo que estás perdiendo la segunda ilusión más grande de tu vida. Cuando me confirmaron el aborto a parte de mucha tristeza sentí alivio porque al menos la incertidumbre se había acabado, porque yo sabía que algo iba mal y porque mi cuerpo ya había decidido echarlo fuera. Y eso que el aborto bioquímico es de los “fáciles”. No te ha dado tiempo ni a que te den la f.p.p. no ha habido saco gestacional así que no te ha dado tiempo a “encariñarte”. Pero la sensación de pérdida está ahí. Y se pasa muy mal.

Y ahora… la palabra es MIEDO. Miedo a que me vuelva a pasar. Sé que eso sólo se verá con tiempo así que lo único que puedo hacer es esperar.

¿Me contáis si habéis sido mamás después de tener un aborto? ¿Palabras de ánimo? Mil gracias a todas y espero ayudar a no sentirse tan sola a las que pasen por lo mismo.

SUDAMINA

Sudamina. En esas estamos desde hace un par de semanas.

Con las ganas que tenemos en invierno de que llegue el calorcito y es empezar a “apretar el Lorenzo” y con los niños cada día es una cosa nueva.

Ha sido empezar a hacer calor y a Pichí, con casi 20 meses le han aparecido en la zona del escote y del cuello unos granitos chiquitillos y muy rugosos (en la foto no se aprecian del todo bien pero es la mejor que conseguí sacar).sudamina.jpg

Imaginé que sería del sudor así que le apliqué un poco de crema hidratante antes de dormir y listo. Según han ido pasando los días parecía que se le iba quitando y por las mañanas se volvía a despertar con los granitos, se le ponían rojitos de rascarse, y aparecieron en zonas nuevas como la tripilla y alguno hasta más grande así que fuimos al médico por eso de tener la opinión de un experto.

La pediatra lo bautizó como SUDAMINA y, efectivamente, son granitos rojos con pequeñas ampollitas en el centro (aunque eso nosotros sólo lo observamos cuando estaba peor, al principio simplemente eran granitos que al tacto eran muy rugosos) que salen muy frecuentemente en niños menores de tres años (incluso hay adultos a los que también les pasa) a causa del calor, el sudor y la acumulación en los poros de las sales y los ácidos que hay que eliminar por el sudor.

Las recomendaciones son sencillas:

  • Mantener al niño lo más fresquito posible (en julio en Madrid complicadete, pero hacemos lo que podemos).
  • Que la ropita sea de algodón para que transpire bien.
  • Dar el baño con agua templada (no hirviendo, padres del mundo, que vuestros hijos no son centollos y os agradecerán que no les confundais con marisco jeje).
  • Se le puede aplicar agua fresquita o una toalla mojada para refrescar la piel.

Nos aconsejó que no le echásemos ninguna cremita específica a no ser que se le llenase todo el cuerpo con los granitos, lo cual está muy en mi línea de “si se le va a pasar solo no me des potingues para que me quede tranquila”. Así que bien. Ha estado una semanita con más granitos y ahora tiene bastantes menos sin echarle nada más que su crema hidratante después del baño, como siempre.

A veces parece que le pican más y otras menos, aunque en general no se rasca. La tenemos todo el día en pañal por la casa y procuramos que las horas de más calor no nos pillen en la calle (ya os conté que al parque vamos a primera hora). Poco más podemos hacer. Lo que os decía, que con niños, cada día tenemos una nueva!!

¿Qué tal llevan el calor vuestros peques? ¿Alguno ha sufrido problemas en la piel?

LA EVOLUCIÓN DEL PESO DE PICHÍ Y SUS PERCENTILES

Pichí nació en la semana 41+3 de embarazo pesando 3,280 kilos y midiendo 50 cm.

Yo mido 1,77  y Alma de Papi 1,90 y ambos de peques éramos bastante tirillas. He ahí los antecedentes penales familiares.

Pues bien, con todo y con eso los malditos percentiles nos trajeron de cabeza y es ahora, 18 meses después, y sólo con el paso del tiempo cuando vemos que la curva de crecimiento de Pichí ha permanecido bastante estable consigo misma.

Todo empezó cuando la enfermerasauria (tomo prestado el término tan descriptivo de mamiferizando) vio que a los dos meses Pichí medía 60 cm (PC 97, esto quiere decir que sólo el 3% de las niñas de su edad miden más que ella) y “SOLO” pesaba 4,860 (PC 25 que el 75 % de las de su edad pesan más que ella). Claro, las medidas, así en bruto quedaban un poco desproporcionadas pero claro, en esta vida hay gente alta y delgada, ¿por qué no va a haber bebés del mismo tipo?.

Bajo la amenaza de “pesadla todas las semanas en la farmacia” decidió esperar a la siguiente revisión del niño sano. En esos dos meses de pesajes y de leer mucho vimos que Pichí engordaba entre 150 gr y 250 gr a la semana y punto y se acabó. Yo le daba más teta, menos teta y engordaba todas las semanas lo mismo. Leía por internet madres que hablaban de que sus hijos engordaban 400 gr a la semana y a mí me sonaba a chino.

Por otro lado leí los libros de Carlos González ( el de “mi niño no me come” creo que es el habla de percentiles) y algo me preocupé cuando hablaba de que la desproporción entre la altura y el peso sí que podía ser un indicador de que algo iba mal pero que aún así hay niños normales que están en los extremos de estas medias aritméticas porque alguien tiene que ocupar esos puestos.

A los cuatro meses Pichí medía 65 cm (PC 97) y pesaba 5,440 (PC 10-15). Claro, había bajado de percentil. Pero es que los números son muy puñeteros porque si la niña hubiese pesado 200 gramos más se mantendría en su PC 25. Y debía ser muy mala madre porque yo no veía el problema. La niña estaba muy despierta, interactuaba fenomenal, se la veía sanota y tomaba teta a todas horas, sin reloj, ni prisas ni nada. Y ahí vino la recomendación de enfermerasauria: “va a haber que darle un suplemento”. No soy amiga de extremos ni radicalismos pero mi instinto me decía que el suplemento no tenía sentido. Después de negociar con enfermerasauria decidió que la niña dormía demasiadas horas seguidas (6, tú verás) y que había que despertarla a media noche para darle una toma más de pecho al día. Por supuesto, nos citó en dos semanas para hacer el seguimiento del peso de Pichí.

A los cinco meses Pichí pesaba 6 kilos (PC 10-15) pero enfermerasauria decidió que le parecía estable y que “SU” decisión de poner una toma extra por las noches había surtido un efecto estupendo (manda hue….). Aún así no me libré de que me soltase unos cuantos ¿¿peerdoonaaa?? que tengo por ahí guardados acerca de la introducción de la alimentación complementaria.

Ays, qué recuerdos, jaja. Ahora me río porque han pasado 18 meses, la enfermerasauria se jubiló y tenemos otra que es un amor. Pichí tiene, como he dicho, 18 meses, mide 85 cm (PC 97) y pesa 10 kilos ( PC 20). Alta y delgada, fin de la historia, enfermerasauria.

Qué pena no haber tenido una mirilla chiquitita para vernos ahora en el futuro y decirle que se quedase con sus recomendaciones antiguas y sus percentiles absurdos. Haced caso de vuestro instinto, si el bebé está despierto, contento y activo y no se estanca (en los primeros 6 meses que luego a partir de los 9 muchísimos se estancan con el peso como le pasó a Pichí) NO PASA NADA. Que no os pongan en duda, huid de enfermerasaurias antiguas y si tenéis dudas cambiad de profesional.

¿Os han tocado profesionales con percentilitis? ¿Tenéis niños atípicos y “desproporcionados” como mi Pichí?

¿REACCIÓN A LA VACUNA DE LOS 18 MESES O ROTAVIRUS?

Con esas dudas andamos. Y, seguramente, nunca lo vayamos a saber.

El caso es que el lunes de la semana pasada pusimos a Pichí la vacuna de los 18 meses. La enfermera nos avisó de que podía darle algo de fiebre (si pasaba eso paracetamol al canto) o incluso cojear un poquito de la pierna en las siguientes 24-48 horas.

Fiebre tuvo pero no pasó de 37,8 lo malo fue que el martes por la noche se le empezó a soltar la tripa como ya le pasó con la vacuna de los 12 meses. Inocente de mí pensé que la reacción era más leve que con la otra porque el apetito no lo perdió… hasta el jueves. Apenas comió nada y ya el viernes a la hora de la comida vomitó. Ays, su primer vómito, qué angustia… Y así estuvo lo que quedaba de viernes, tooooda la noche despertándose cada hora más o menos vomitando y con la caca líquida desbordándole el pañal (siento los detalles pero es que así de crudo fue). Ya el sábado al ver que la cosa no mejoraba llamamos a una amiga pediatra para ver qué hacíamos. Consejos de la pediatra:

  • Vigilar el estado de ánimo de la niña. Si no tenía fuerzas ni para levantarse o si lloraba todo el rato. La verdad que en nuestro caso Pichí estaba muy quejica (normal, me imagino que le dolería todo) y muy seriota. Estaba más tirada y más adormilada de lo normal pero no tenía signos graves de deshidratación por eso no fuimos al médico.
  • Observar si hay signos de deshidratación tales como: llorar sin lágrimas, lengua blanquecina y seca, no hacer pis. Pis hacía bastante poco la pobre entre tanta caca líquida pero la lengua la tenía bien y lágrimas la pobre si soltaba.
  • Ofrecer suero oral de farmacia a poquitos cada media hora para mantener la hidratación y el nivel de glucosa porque, por lo visto, al vomitar el nivel de glucosa baja y puede provocar problemas. Nosotros compramos suero oral hiposódico sabor naranja que sabía a lo que te dan para hacerte la prueba de la glucosa (vosotras ya me entendéis). Al principio Pichí lo tomaba bien pero luego le daban arcadas así que pasamos a ofrecerle agua. Eso y mucha teta que, también, algo de azúcar lleva.
  • Una vez viésemos que le apetecía comer algo y que dejaba de vomitar todo el rato le ofreciésemos dieta normal, nada de dieta astringente de arroz y zanahoria. Por darle más arroz no se va a pasar la diarrea y, de hecho, corremos el riesgo de crear un tapón así que lo mejor es comida suavita (nada de fritos y cosas así) pero sin necesidad de que sea toooodo astringente (¿está claro, abuelas del mundooooo jajajaja?)

Nos comentó que si íbamos a urgencias le pondrían suero por una vía y nos mandarían a casa así que nos recomendó quedarnos y no exponerla a más virus con las defensas tan bajitas como las tenía a no ser que decayese mucho mucho u observásemos los signos de deshidratación que he comentado antes.

Y así pasamos el fin de semana. Con muuuchos mimos, tranquilitos en casita y rodeados de ropa en barreños con caca y vómito. Lo bueno es que el domingo después de comer ya dejó de vomitar y aunque a día de hoy las cacas siguen siendo algo feúchas tiene más apetito y, sobre todo más energía.

A todo esto, Alma de Papi estuvo igual a morir con la tripa el viernes y el sábado y aún anda con dieta suave (ACTUALIZACIÓN:ahora ando yo también a vueltas con la tripa) así que de ahí mis dudas de si el rotavirus se ha apoderado de nuestra casa o si ha sido un cúmulo de casualidades de reacción brutal a la vacuna, bajada de defensas o yo qué sé..

¿Les han dado reacción las vacunas a vuestros nenes? ¿Se han puesto malitos con rotavirus con estos síntomas? Contadme, contadme!!

LA REVISIÓN DEL ARSA A LOS 13 MESES

Como ya os conté en una de las primeras entradas del blog, Pichí tiene ARSA. Es una variante de la normalidad en la que la arteria subclavia derecha del corazón en vez de salir de una ramificación, sale por libre y tiene que dar un poco más de vuelta, pero que, cuando estás embarazada de 12 semanas (como en mi caso) o de 20 o 25, te cae como un jarro de agua fría y más cuando seguidamente mencionan de pasada “Síndrome de Down”.

Cuando estando embarazada me metí en internet a mirar la correlación entre una y otra encontré un par de artículos (uno en español y otro en inglés) pero no fue suficiente para tranquilizarme. Ahora, casi dos años después veo que EL ARSA DE MI NIÑA es la entrada más vista y más comentada de toooodo mi blog y eso me hace sacar pecho cual pavo real. Poquito a poco han ido dejando comentarios mamis como Laura, Marta, Sara, Alma, Ana, María… compartiendo sus historias, sus miedos y contándonos, al final, lo sanotes que han nacido sus niños. Reconozco que es una entrada que hace que se me ilumine la mirada cuando veo comentarios en los que una embarazada nos da las gracias por tranquilizarla. Es una pasada.

Así que hay que seguir actualizando la información porque después del diagnóstico y de visitar a la cardiopediatra cuando Pichí tenía casi 3 meses, ahora en diciembre, con 13 meses hemos vuelto para la revisión de seguimiento y ver si tenía cerrado el foramen (un agujerito entre ventrículos que cuando están en la barriga es necesario que lo tengan abierto pero que una vez fuera lo suyo es que se cierre antes de los dos años para que no pueda pasar aire de uno a otro).

Primero nos hizo unas preguntas de rigor como si notábamos que la niña se fatigase o si se atragantaba mucho con los sólidos en las comidas. Esto no es muy frecuente que pase pero puede ser que la arteria presione con la tráquea (creo que es) y haya más atragantamientos. En nuestro caso nada de nada.

Luego le hizo una ecografía laaaarga. Esta vez no le hizo electrocardiograma (en la otra revisión sí). Y menos mal porque Pichí ya le tiene tirria a los médicos y estuvo llorando durante gran parte de la exploración. De hecho en el informe pone que hay cosas que no se pudieron observar “debido al llanto incontrolable”. Menos mal que lo importante que tenía que ver sí lo vio.

Nos comentó que tenía una apertura en el foramen de menos de 1 mm y que nos citaríamos en un año para ver si se cerraba. No tiene ninguna importancia nada más que si no se cierra la niña no podría dedicarse a ser buceadora de altas profundidades profesional por el tema de las presiones (habrá que hacer a la niña de secano jajaja). En caso de que sí quisiese serlo se podría operar con un cateterismo. Ningún problema con nada más, ni bucear normal, ni montar en avión ni nada. Y nos citan para ver si se le cierra por curiosidad, porque luego según van creciendo es más difícil ver si se ha cerrado o no. Así que el alta no nos la dieron pero bueno, salimos muy tranquilos. Ahora solo toca rezar porque a la niña no le dé por el buceo jejeje.

¿Alguien conoce más casos de ARSA?