Menos mal que el susto se me ha pasado y he decidido no darle demasiadas vueltas al tema pero, he de reconocer que la segunda visita a la matrona en este segundo embarazo ha sido para salir llorando, vamos.
Ay,¡ con lo contenta que estaba yo con la matrona que me llevó el embarazo de Pichí! Esa reorganización de personal que hubo en lo público hace dos años, en mi caso ha implicado cambios muy negativos. Y es que, con lo que me apoyé en la matrona en mi primer embarazo en este no puedo decir que me pase lo mismo.
Yo le pregunto a la buena mujer mis dudas y le cuento mis preocupaciones y no recibo de ella nada más que frases simples, con poca información y a veces alguna mirada de “ya será menos lo que me estás contando”. No me ha preguntado si mi bebé es niño o niña, si quiera, así que tampoco la veo llamándome por teléfono para ver qué tal ha ido el parto como la otra matrona hacía con todas las madres que llevaba.
Pero bueno, una cosa es que tu matrona ni fu ni fa y otra cosa es que te meta el miedo en el cuerpo… ¡y con una sonrisa, oye! Que vas tu preocupada porque en la última ecografía “la nueva” estaba en podálica (o sea, con la cabeza para arriba en vez de para abajo) y ante tu pregunta atemorizada de ¿qué pasa si esta niña no se da la vuelta? Te responda sonriendo: Pues CESÁREA. Y tú te quedas blanca, empiezan a darte sudores fríos y le preguntas titubeando: pero, ¿no hay más opciones?. Y ella dice escuetamente:” Hombre, hasta la 38 tiene tiempo de girarse”. Vale, mujer, no te estoy preguntando eso, te estoy pidiendo información porque no quiero verme dentro de 5 semanas con la sombra de la cesárea sobre mi cabeza sin saber cuáles son mis opciones. Que yo sé que existe la versión cefálica externa (aunque con la placenta anterior por lo visto no te la pueden hacer) así que me niego a creer que iré a una cesárea programada en la semana 38 como ella me dijo cuando yo misma nací de nalgas y aquí no pasó nada.
Y la cara de tonta que se te queda. Al insistirle, me explicó que la única opción que tendría para intentar un parto vaginal sería ponerme de parto espontáneo antes de la cesárea programa (repito, en la semana 38, ¿¿no se supone que son 40 semanas de embarazo??) y que al llegar al hospital el equipo médico fuese personal “más mayor” (esas fueron sus palabras) con experiencia en partos de nalgas. Si no, a la cesárea, ala. Y se te queda cara de ¿sólo a mí me importa que me rajen el útero, por lo que veo no? Y pasas del miedo al cabreo y la impotencia en un pis pas.
Salí con el corazón en un puño y enseguida llamé a Alma de Papi que estaba en el trabajo nuevo porque pensamos que la consulta de la matrona sería coser y cantar y podía ir sola.
En mi interior he decidido pensar que “la nueva” se va a dar la vuelta, que es lista como su hermana y que no tiene por qué NO dársela. En la siguiente ecografía en junio (si no puedo ir al privado a hacerme una antes para descansar la mente) veremos a ver. Eso sí, os pido, si alguna llegó a la semana 38 con su bebé en podálica me diga qué tal fue su experiencia y si conocéis alguna alternativa a una cesárea por la falta de experiencia de los médicos.
¿Os han asustado los profesionales durante vuestro embarazo? ¿Cómo vivisteis vuestras cesáreas?