Con los 2 años y 3 meses de Pichí podemos decir que ya está aquí la fase tan temida de las rabietas. Por suerte no son ni diarias ni demasiado intensas (al menos de momento) así que las vamos gestionando como podemos.
Como buena psicóloga tengo claro que ese momento en el que nuestro niño se empecina en no hacer algo, se enfada, se tira por el suelo y no hay manera de que dé su brazo a torcer es fruto de la falta de herramientas de comunicación que tienen a esa edad. Todavía no dominan el lenguaje, se frustran, no comprenden y estallan. Así de simple.
Y así de complicado. Porque tú, como padre o madre amoroso e informado que eres te armas de paciencia. Pero a veces el tiempo, las prisas o nuestro propio estrés no nos permiten gestionar la rabieta con calma y acabamos cada uno en un rincón hechos polvo.
En nuestra casa tenemos algo claro y es que hay cosas que se pueden negociar con Pichí y otras que no. O sea, puedes chuparte los dedillos cuando ayudas a cocinar a papá pero nunca puedes echar cosas al fuego. Puedes trajinar con la harina mientras mamá hace bizcocho (aunque para mí fuese mucho más cómodo que no lo hiciese pero entiendo que tiene que explorar) pero luego hay que lavarse las manos sí o sí y no vale salir de la cocina. Entendemos que Pichí es una niña, que nosotros tenemos la harina muy vista pero recordamos que cuando fuimos niños nos encantaba todo ese guarreo. Pues si luego toca limpiar un poco más qué le vamos hacer, la niña no puede estar viéndolo todo desde la barrera para que yo me ahorre pasar un trapo.
Partiendo de ahí, en casa las rabietas suelen generarse cuando la cosa no es negociable. Últimamente tenemos un par de flancos abiertos que son el vestirse y el lavarse las manos antes de comer, cosas que, como digo, no son negociables.
Siempre le doy su tiempo. La aviso de que yo ya me he vestido y ahora le va a tocar a ella. La vuelvo a avisar. La espero pero no voy detrás de ella porque así ella suele venir adonde yo estoy. Con el vestirse he probado de todo: cantarle, distraerla, hacerlo por la fuerza pero sin decir nada, enfadándome… Imaginad eso 3 veces al día mínimo y encima embarazada. Y además, entra en juego el factor prisa que es el enemigo número 1 de gestionar con calma por nuestra parte la rabieta. Éstas son las que más me cuesta gestionar a mí. El día clave fue el que le dije que como yo ya estaba vestida me podía ir a la calle. Ella sólo decía que no así que la avisé de que me iba. Me miraba y seguía diciendo que no así que abrí la puerta, salí y hasta que no la cerré desde fuera no me llamó. Por supuesto abrí al instante, vino llorando hacía mí, la consolé y le dije que había que vestirse para ir a la calle. Oye, mano de santo. Entiendo que explora mis límites, que estruja mi paciencia para ver hasta donde llego porque es lo que tiene que hacer, así que yo, con todo el amor del mundo se lo enseño (no me torturéis demasiado).
Con el lavado de manos igual, he probado de todo. Lo que tengo claro es que por las malas no consigo nada así que la voy avisando de lo que tiene que hacer. Le pongo la comida ya en la mesa y normalmente suele ser motivación suficiente para que venga ella sola. También me funcionó un par de días lavarle las manos según llegamos de la calle o ir al baño en vez de a la cocina a lavárselas.
En fin, menudo mundo. Tengo claro que la rabieta depende de cómo esté la niña, de cómo se haya levantado, de lo sensible que esté. Y me ayuda tener claro que no lo hace por fastidiar, ni por ser mala, sino porque está aprendiendo cómo funciona el mundo. Otra cosa importantísima es no negarle nunca unos mimos cuando nos los pide, por muy enfadados que estemos. Antes de tener a Pichí, por mi formación yo había estudiado que había que ignorarles o repetirles que les daríamos un abrazo cuando estuviesen tranquilos pero está comprobado que nada calma a un niño disgustado mejor que un abrazo cuando lo pide.
¿Cómo gestionáis vosotros las rabietas de vuestros niños cuando el tiempo apremia? ¿Qué tal creéis que lo estoy haciendo?
Ay… las temidísimas rabietas. La época «on fire» del pichón ya pasó. Fue precisamente el verano en que cumplió dos años. Era una tras otra y otra y otra… La paciencia que hace falta! Coincidió con una mala racha para comer. No había manera. La base de su alimentación fue pan y queso (y teta, que me dejaba más tranquila). Costó lo suyo pasar la fase.
Aún hay días «torcidos» pero ni punto de comparación!
Estoy muy de acuerdo con tus palabras. Es parte de su desarrollo y hay que darles mucho cariño y apoyo.
Por cierto, como psicóloga que eres, una pregunta a nivel profesional: ¿qué opinión tienes del famoso «rincón de la calma» o del «bote de la calma»?. Yo no lo veo muy claro, la verdad. Pero me gustaría saber tu punto de vista.
Besos!
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Está claro q es un momento en su desarrollo y que nada dura eternamente, hay q tenerlo claro aunq tambien es verdad que nosotros tenemos la suerte de que Pichí no lo hace ni todos los días ni a todas horas y q cuando es así tiene que ser desesperante. Con respeto a lo del bote de la calma yo, personalmente, ni lo he usado ni creo q lo use con Pichí para lo que se supone que sirve, que es la autorregulación. No me convence trasladar la autorregulación de las emocinoes de un niño a un objeto externo, preferiría enseñarle a respirar y otras tecnicas de relajación q pueden aprender desde bien pequeñitos. Ahora, tampoco creo q sea perjudicial para el niño y quizá en nenes que pierdan mucho mucho el control sea una buena opción como distractor, como otros ofrecen el móvil, quizá. No sé si he sido muy clara, espero haber expresado mi opinión con claridad!! Un besote!!
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Sí, te he entendido. Me pasa que no acabo de ver claro que sea una técnica muy «acertada» -por lo menos para nosotros-. Más o menos, pienso como tú. Pero otras mamás me dicen que funciona bien. No sé, yo no veo (ni a mí, ni a mi hijo) calmándome en plena explosión con este recurso.
Te agradezco tu opinión y me ha gustado 😉
Un abrazo!
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Estamos de acuerdo. Yo no meveo usandolo con Pichí pero para gustos los colores. Y no dudo de q con algunos niños funcione pero la rabieta pasa por algo y yo prefiero ayudarla a controlarse no distraerla. Estamos en la misma honda jejeje un besote!!
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Una etapa complicada, vaya. Nosotros empezamos a sufrir algunos enfados pero nada grave ni similar a una rabieta. En un año te cuento como vamos gestionandolo!
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Depende de como le dé a Habi, la verdad!! Cuando no son demasiado frecuentes y no influye el factor prisa siempre podemos gestionarlas mejor. Ya nos contarás!! Un besote!!
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Siempre leo los temidos dos años con las rabietas y estoy muy muy asustada porque mi pequeño hace un par de meses que las empezó con mucha intensidad. Puede ser que empiecen antes algunos niños? Es que me siento totalmente identificada pero con la diferencia de que tiene ahora 18 meses, como vaya todavía a peor me da algo!!!
Lo que me funciona muy bien es siempre ofrecerle opciones limitadas. También he realizado unas imágenes de él con las rutinas de casa, así sabe por ejemplo que antes de comer hay que lavarse las manos. Pero… No es algo milagroso porque por mucho que lo vea tiene sus días de más y de menos.
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No eres la primera mamá que dice que su peque comienza super pronto con las rabietas y es que, claro, con los niños no funcionan las matemáticas, aquí cada uno «estalla» a la edad que consideray es todo normal. TTu manera de abordarlo me parece suuuuper inteligente porque al final los peques entienden mejor por imágenes que por palabras y ese momento de rutinas suele ser conflictivo. Ahora, también como tú dices, no es que no funcione, es que a veces lo entienden y saben lo que tienen que hacer pero no quieren vete tú a saber por qué y ahí toca cambiar de estrategia. Lo que decía yo de que Pichí sabe de sobra que tiene que lavarse las manos pero no sé por qué no quiere y cambiamos de baño, o lo hacemos antes o después de jugar en casa y así vamos gestionándolo. Es muy complicado pero tienes muy buenas ideas, espero que lo de tu peque no vaya a peor aunque por lo menos haces todo lo que puedes para ayudarle a entender!! Un besote!!
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Uy por acá empezamos con Oriana y eso que aún no cumple 2, ella es de las que se lanzan al piso, literal, de panza a patalear, la dejamos un ratito hasta que se le pasa, cuando ve que no le hacemos caso, pues se para y a otra cosa! Jajaja de verdad que hay que tener temple para aguantar está época 😘 suerte
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A veces el ignorar o «no entrar al trapo» funciona de maravilla. Yo con Pichí he visto que hay muchas veces qye las explicaciones sobran así que la dejo y ella sola acaba haciendo lo que yo le decía. Menuda aventura!! Suerte con Oriana que se ve que tiene caracter!! jejeje un besote!!
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Por aqui empezmos con rabietas hace 1 año con año y medio y seguimos…aveces tira cosas y todo…dias que laa gestionamos mejor que otros…lo de hacer que me iba de csa tambien lo hice tal cual…jeje…es dificil pero vamos llevandolo…la aDOSlescencia.Es dificil saber si lo hacemos bien…
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Cuando están así las palabras y razonamientos les valen de poco por eso a veces para salir del bucle es bueno enseñarles las consecuencias, o eso pienso yo jeje. Todos tratamosde hacerlo lo mejor que podemos, pero es una etapa tremenda!! Un besote!!
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