PICHÍ, LA VALIENTE

He de reconocer que soy una miedica. No tengo ningún problema en afirmarlo y, de hecho, muchas veces lo comento para evitarme sustos innecesarios. No soporto la sensación de miedo, las películas de terror, los sustos, Halloween, muertos vivientes, gente sangrienta etc etc. Yo siempre lo digo, “ a mí me avisas de que me vas a asustar, me das el susto y aún así, me llevo un buen susto”. Así soy.

Y no solo en lo que al miedo “típico” se refiere, sino que a parte soy muy precavida, muy cuidadosa y ando siempre previendo los males que nos pueden acontecer para tratar de evitarlos. Sí, así soy.

El caso es que Pichí no es así. Y yo añado: “gracias al cielo, vaya”. Pensaba que, como a muchos bebés, le iban a dar miedo los ruidos fuertes como el secador del pelo o el aspirador y admito que, al principio, me anticipé y trataba de evitárselos. Hasta que un día, que no me quedaba más remedio que secarme el pelo con ella al lado lo puse y se partía de la risa pidiéndome que le diese también a ella con el secador.

Lo mismo pasa con la oscuridad. De momento no le da nada de miedo y entra con cuidado en las estancias oscuras pero sin más ceremonias. Me da más miedo a mí que a ella. Y oye, yo me hincho como un pavo al verla. Me encanta que sea una valiente, que explore, que tenga curiosidad. Ya sabéis que yo disfruto viendo cómo crece Pichí y que no soy de las del “ojalá se quedase así de pequeñita para siempre”. Disfruto descubriéndola, conociéndola y viendo cómo interactúa y descubre el mundo.

Quizá, egoístamente, para mí, como adulta aburrida que soy, porque ya me sé el mundo de memoria, me vendría mejor que la niña no hubiese descubierto cómo se encienden las luces. O que no se atreviese a pasar a una estancia oscura. O que pasase de querer remover lo que yo estoy cocinando cada vez que me ve porque se pone a salpicar y lo enguarrina todo. Pero es que nosotros también hemos ido aprendiendo.

Hablando con unos amigos nos contaban que a la hija de otros, la abuela le amenazaba tanto con “si entras en la cocina pasará algo malísimo” o “los interruptores no se tocan, hacen pupa” que la pobre niña estaba asustada y no hacía muchas cosas “ por miedo a”.

A mí me da mucha pena. Yo soy muy miedosa y es algo que no me gustaría que Pichí heredase. Cuando vamos a un parque y viene un perro yo me iría a la otra punta pero por ella aguanto y dependiendo del tamaño del perrito la animo a decirle cosas o incluso a tocarlo. Tampoco le apago la luz de golpe para que salga de una habitación. Hay muchas situaciones en las que intento no traspasarle mis miedos y, por lo que parece, tengo una valiente en casa. Y yo me siento super orgullosa.

¿Tienen miedos vuestros niños? ¿Habéis sentido alguna vez que les estabais traspasando un miedo vuestro?

PLANES CON NIÑOS: PISCINA VALDELASFUENTES

Aprovechando el fin de semana largo de Carnaval, el lunes nos liamos la manta a la cabeza y nos fuimos con Pichí a la piscina municipal de Valdelasfuentes, en Alcobendas, Madrid.
Personalmente tenía mucha curiosidad por ver si Pichí se acordaba de qué iba eso de la piscina, si le daría miedo y a parte, Alma de Papi llevaba años vendiéndomela fenomenal (que si agua calentita, que si chorros, que si es tipo spa, etc etc) y retrasábamos lo de ir por H o por B.

Llegamos a eso de las 11:45 de la mañana pero Pichí tuvo a bien dormirse cuando le di el pecho en el coche antes de entrar (últimamente cada vez que se monta en el coche lo pide, señalándome el pecho y diciendo “te-ta” así que me trae loca). Total, que no entramos hasta las 12:45.

Nos cambiamos en un vestuario familiar muy apañado con sitio para los 3 y nos pusimos nuestros consiguientes bañadores, chanclas y gorretes de baño, Pichí incluida. Hay que llevar un candado para dejar las cosas en la taquilla y dejamos las toallas en unas hamacas nada más entrar. Mi visión fue esta:Valdelasfuentes.jpg

http://www.mammaproof.org/es/lugares-para-ninos-en-madrid/ciudad-deportiva-valdelasfuentes-spa-para-familias/

Piscina olímpica, piscina “pequeña” que cubre por la cintura, piscina de olas, piscina grande con chorros, seta, un “río”, jacuzzi y salida al exterior por la misma piscina a pasar un poco de frío en la cabecilla pero el cuerpo dentro del agua a 30 graditos.

Ya cuando encima nos metimos en la piscina y el agua estaba super calentita, la sensación fue genial. Pichí enseguida quiso bajar las escaleritas y se lo pasó fenomenal la hora que estuvimos metidos dentro del agua. Le pusimos un corcho con forma de herradura que nos dejó una de las socorristas y fue como una sirenita dando sus pataditas en el agua.

Pasamos de una piscina a otra, aunque donde más tiempo estuvimos fue en la de los chorros que, eso sí, van funcionando por tandas y si no esperas que salten como me pasó la primera vez y estás en su trayectoria te dan en toda la cara. Dimos muchas vueltas en el río, que tiene una corriente que te va llevando suavemente y yo (básica que es una), podría pasarme ahí horas.

Cosas positivas: que es bastante grande, que es original y no había mucha gente.
Cosas negativas: el precio. Siendo de Alcobendas deben tener descuentos bastante majos pero siendo de fuera nos gastamos 30 euros y eso que yo, al ser menor de 30 tenía un descuento también. Los niños hasta 4 años no pagan eso sí.

Además, en el mismo polideportivo tienen un restaurante en el que hemos comido un par de veces, con un menú bastante rico y nada caro (14 euros creo que son) y tienen dentro del restaurante una piscina de bolas para los más peques. Vamos, que es un sitio pensado para familias en el que tanto hijos como padres podemos relajarnos un rato.

¡Nosotros seguro que volvemos! Y vosotros, ¿lo conocíais? ¿Habéis ido a algún spa con vuestros hijos?

COSAS QUE MI HIJA NO HACE CON UN AÑO

Me considero una madre realista, bastante consciente del desarrollo normal (normotípico como nos gusta decirlo a los psicólogos) aunque reconozco que, hasta que he tenido a Pichí mi atención se centraba más en el desarrollo de los niños con necesidades especiales debido a mi trabajo. Por eso y por las leyendas urbanas, los conocimientos populares y las opiniones de la calle me llamó la atención que para la celebración de su primer añito Pichí no hiciese ninguna de las cosas que voy a comentar:

No sabe soplar. Pues sí, mira tú, algo tan tonto,no se me ocurrió que no fuese a poder soplar la velita de su primer cumple. Y mira que con los niños con autismo sé que es una habilidad que tardan en adquirir pero en mi mente visualicé que los niños de un año soplan. Pues no. No pasa nada, soplamos nosotros y ya está. Eso sí, dos mesecitos después ya lo hace.

No anda. Hay mucha gente que con 12 meses te dicen que “tienen que andar”. Otros te meten prisa con que el hijo de Fulanita anduvo con 9 meses. Con 12 meses Pichí se ponía de pie y andaba a poquitos cogida de las manos pero enseguida se cansaba. Otra cosa que dos meses después ha cambiado drásticamente. Va solita por casa y por el parque aunque todavía eso de las irregularidades del suelo no lo termina de controlar.

No habla. Palabras con sentido, se entiende. Verbalizaba de vez en cuando, “pa” y “ma” pero sin referirse a ninguno de nosotros. Es normal que los nenes con un año no hablen (otra cosa es que no señalen, como ya expliqué), hasta los 3 años hay muuuucho margen. A día de hoy eso también ha cambiado. Dice “papá” ,“teta” y “guau guau” claramente y sabiendo perfectamente a lo que se refiere. El “mamá” lo tenemos pendiente, a mí prefiere llamarme a grito pelado.

No se duerme sola. Tooodo el mundo me dice que “el hijo de Menganita le dejan solo en la cuna y se queda calladito hasta que se duerme”. También he tenido que oír que la he acostumbrado a dormirse a la teta o en el carro. Y también me preguntan que qué voy a hacer “cuando tenga dos años”. En el tema del sueño de los bebés, como ya he comentado anteriormente hay muchiiisimas leyendas urbanas que nos hacen caernos con todo el equipo cuando vemos que nuestros hijos no hacen lo que se considera normal. Yo creo que no es lo normal que un niño de 1 año se quede dormido solo en la cuna sin protestar. Así que con mucho mimo y mucha paciencia “a golpe de teta o de carro” la seguiremos durmiendo hasta que ella quiera.

No le gustan los animales. Vamos, que pasaba bastante. Yo pensaba que a todos los niños les llamaban la atención, que les encantaba ver cuentos y películas con los animales como protagonistas, que hacían sus ruiditos. Pero no. Pichí con un año pasaba olímpicamente de perros, gatos, vacas, granjas etc. Cosa que me sorprendió. Eso sí, dos meses después dice “guau guau” y “mmmm” cada vez que ve una vaca (o una oveja jeje) así que, queridos padres, ¡sólo es cuestión de tiempo!

Como veis, desde que Pichí cumplió un añito pasado dos meses y medio y desde entonces algunas las hace ya y otras aún no. Así que, madres del mundo, tomáos el desarrollo de vuestros nenes con calma, algunos harán estas cosas antes del año y otros un poco más tarde pero al final lo harán. Disfrutad de verles crecer, que no dan ningún premio al que lo hace primero 🙂 .
¿Qué cosas NO hacían vuestros nenes en su primer cumpleaños?