Así estamos. El lunes fuimos a la revisión de los 12 meses y Pichí se llevó tras banderillas. Hasta el momento las vacunas no le habían causado ningún tipo de reacción per nos avisaron de que, en este caso, los síntomas podrían aparecer hasta 4 ó 7 días tras el pinchazo.
Como un reloj, oye. El jueves hizo una caca rara. El viernes se despertó con tres ronchitas en la cara que yo confundí con arañazos. Comió regular. Tuvo la decencia de esperar a que su mami volviese del trabajo para ponerse con 39 de fiebre y apareciese en su pequeña espaldita una señora roncha roja y ardiente que le cruzaba de un hombro a otro y avanzaba poco a poco. Al rato se le quitó. Más concretamente, estando ya en la sala de espera del ambulatorio.
Después de esperar casi una hora porque claro, íbamos sin cita y además “le habían puesto una vacuna hace poco” (palabras de la doctora), rezando porque los nenes que allí había no contagiasen toses mocosas y bronquiolitis a mi preciosa niñita, pasamos a la consulta y nos diagnosticó una urticaria (oleadas de granos rojos que aparecen y desaparecen en cuestión de minutos) y nos recetó paracetamol para la fiebre y Polaramine para la urticaria (en el prospecto pone que no está indicado para menores de dos años, pero claro, lo leí después de darle la primera dosis y la verdad es que hizo efecto fenomenal). La fiebre remitió en un día y las ronchas en casi dos pero Pichí seguía sin apenas apetito (dos o tres cucharadas de lo que le ofreciésemos) y haciendo una caca al día amarilla, pastosa (siento el detalle).
Y así llegamos al miércoles, o sea, ayer. Después de que en vez de una caca hiciese la pobre 4 en un día y la cosa no mejore, está quejicosilla, algo debilucha, torpona cuando anda aunque, eso sí, de relativo buen humor. Y volvemos a ir al médico porque no nos parece normal.
Por supuesto, nos atiende otra doctora distinta (en 12 meses no hemos repetido con el mismo médico ni una vez… ¡ni una!). Y nos dice que puede ser de la vacuna, que puede estar así hasta un mes, que dieta astringente y que no le demos cosas con lactosa, que las alergias pueden aparecer de un día para otro. Y claro, AlmadePapi y yo nos preguntamos: entonces, ¿qué tiene? Es la vacuna, es alergia (que supongo que sería a la proteína de la leche no a la lactosa, no?), es un virus… Nos manda unos probióticos para “fortalecer la flora intestinal”. Y nos cita en una semana.
Yo aún sigo flipando. Si no tienes ni idea dímelo, chica, no me mandes cosas que parece que has elegido al tuntún del catálogo de publicidad de probióticos que tenías sobre la mesa. Si crees que es intolerancia a la lactosa explícame bien cómo tengo que hacer la dieta porque cuando le dije que le daba el pecho se limitó a resoplar sin explicarme qué me tengo que quitar yo de las comidas. Si hay que esperar a ver cómo evoluciona, dímelo. Yo espero. Prefiero hacerlo a darle medicamentos que no necesita.
Así que, como decía, así estamos. Os lanzo un SOS a vosotras que sois mamis sabias, con experiencia para que me deis vuestro punto de vista, lo que vosotras haríais y si algún nene vuestro sufrió reacción a las vacunas de este tipo. Corto y cambio.