LOS AMIGOS SIN HIJOS

Fui madre con 28 años. Nuestros amigos son de mi edad o un par de años mayores porque Alma de Papi es año y medio mayor que yo. Así que, la mayoría de nuestros amigos están entre los 28 y los 31 años y no tienen hijos y muchos, ni si quiera se lo plantean.

ES UN ROLLO. Quitando a los que están anclados en los 15 años (que alguno hay, con todo mi cariño…) y siguen pensando que el mejor plan es quedar un viernes a las 11 de la noche en Tribunal o hacer botellón en un parque en diciembre y viven en su mundo paralelo… al resto le cuesta tener en cuenta que tenemos una criaturita de 7 meses y que a las 10 o las 11 de la noche debería estar ya en casa, que nos viene mejor quedar a comer que a cenar, que no podemos estar en ningún sitio a las 11 de la mañana (porque yo dejo dormir a mi criatura todo lo que quiera), que necesitamos ir a sitios con servicios básicos como un baño, agua corriente, microondas para calentarle la comida… en fin, que vivimos y nos organizamos pendientes de nuestra personita. Entiendo que ellos no lo entiendan, pero hay que tener paciencia y no tomárselo como nada personal. Yo no obligo a nadie a cambiar de planes, si puedo me amoldo y si no no y aquí paz y después gloria.

Cuando doy el paseíto de por las tardes y veo a dos mamis, cada una con su carrito me dan mucha envidia. Pienso que se comprenden, que comparten y que tienen a alguien con quien hablar y compartir. Alma de Papi trabaja mucho y Pichí y yo estamos gran parte del día solas. Echo de menos compartir mis quebraderos de cabeza con alguien a quien le interese lo que yo le cuento (porque obviamente, comidas, pises y cacas no es el mejor tema para hablar con alguien que no tenga un bebé).

Y ya al final y con cierto regustillo amargo escribo: por no hablar de los que nos han olvidado… porque lo han hecho. Gente que antes nos llamaba para celebrar cumpleaños, tomar algo de vez en cuando, hacer barbacoas… han desaparecido. Y sobre todo uno de ellos, me duele en el alma… pero bueno. Asumo que pasa.
A lo mejor dentro de unos años, cuando en mi generación esté más de moda tener hijos, quizá me haga un círculo de amigos majos… no pierdo la esperanza…

¿Os ha pasado igual? ¡Consoladme!

NO TENGO TIEMPO

Es algo definitivo, no hay ninguna duda. Pichí y yo nos levantamos tarde y tranquilamente (soy de ésas que piensas que los niños son niños y ya habrá tiempo de meterles en este mundo loco de horarios y obligaciones en el que vivimos). Así que vamos a nuestro ritmo.

Le doy teta, desayuno, recojo la cocina de la noche anterior (porque llegamos al final del día sin fuerzas para nada), hago la cama y otra vez teta. Si hay suerte se duerme en el carrito, si no, encima de mami que es un sitio muy confortable (y así aprovecho para leer, que me pirra).

Se despierta, hago algo productivo pero cortito, teta y “puré”. Jugamos a cosquillas, a besitos, el ratito de mi nena. Más teta. Aprovecho y como yo mientras a ella le dejan tostada los dibujitos del Baby Einstein.

Teta y siesta en brazos de mami, esa no falla, no hay carrito que valga. Ahí aprovecho a ver la tele lo que puedo y si me da el cerebro, que tampoco es fácil, vaya.

Merienda de la niña, merienda de la madre. Con el estomaguito lleno y de buen humor aprovecho y me la llevo a la ducha (sí, de esta comunitaria y con cero intimidad que hacemos todas las madres) antes de que Alma de Papi llegue del trabajo.

Llega Alma de Papi y aprovechamos para estar todo el tiempo juntitos, hacer las comidas del día siguiente, dar paseíto… vamos, la parte más chuli del día.

Y así se me van las horas, y eso que los disfruto a cada segundo. Eso sí, Alma de Papi me descubrió que Pichí se duerme con unas nanas basadas en música rock y hoy, he descubierto que no falla, y por eso, puedo escribir esta entrada. Yo soy más de música clásica y romántica pero oye, si mi niña se duerme con Stairway to Heaven pues se le pone ¡Y punto! jejeje